Es curioso, hoy me di cuenta de que, según vamos creciendo, tendemos, por iniciativa propia, pero empujados al mismo tiempo por nuestro entorno, a amargarnos y complicarnos la vida de manera sistemática, y hay montones de pequeños ejemplos que respaldan esta idea.
Por citar algunos, diré que, tarde o temprano, vamos dejando de lado el dulce refresco por la amarga cerveza, el agradable vaso de leche con cacao de la merienda por el café, y el chupa-chups por el cigarro (incluso peor).
También en lo social, de hablar sobre qué jugar esa tarde pasamos a hablar de política, religión o cualquier otro t